miércoles, 29 de mayo de 2019

POEMA UNO DE TANTOS PEQUEÑOS

Un saludo angelical ha estremecido tu cordero corazón y tu fiat ha girado nuestra historia. Dios vendrá a ser santo sacrificio y mar de perdón. ¿Me oyes Madre? Esta tarde de pradera gris que te vengo a rezar. En mi oración estás observando el mundo con dulce mirada y el destierro que palpas de tu Santo Hijo hacen vivas las palabras del viejo Simeón. ¿Me oyes Madre? Soy tu hijo, del jardín, uno de tantos pequeños. Antes de nona tomaste el manto maternal, y en él nos has hecho filios de tu amor. En mi cena con Cristo, deseo verte Madre, antes de dejar el último trozo de pan sobre la mesa. Son cuarenta los golpes en el pozo de tu corazón. Y el flagelo aún te duele, tú eres Madre, guardiana de mi panteón. Frente al madero tomaste nuestras cruces y el joven Juan secó las lágrimas de tu santo amor. En aquel Gólgota gris tu Cristo esta tarde se te va y aunque conoces ya del triunfo sobre la muerte, el camino hacia el calvario aún recorre tu cordero corazón. ¿Me oyes Madre? He venido a rezarte al jardín de tu ensueño, esta tarde que va perdiendo ya su tono gris.

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