miércoles, 20 de marzo de 2019

EL AMOR A LOS LIBROS


No recuerdo exactamente el primer libro que leí, pero la aventura empezó cuando escuchaba a mis padres hablar de los libros que leían. Desde infante, tuve interés en leer y conocer un poco más el mundo. Intuyo que, hoy existe mayor interés y  amor a los libros que hace unos años atrás, esto debido a las diversas Ferias de Libros que se organizan.  El mundo  digital, permite tener acceso a libros clásicos y contemporáneos. Personalmente, me he acostumbrado a leer libros virtuales con los años. La experiencia de leer, no depende del medio, sino de la esencia que se encuentra en la lectura. Los libros nos animan a vivir, a imaginar, nos disipan de la tristeza y nos reconfortan en la alegría.
Mis autores predilectos son Borges, por ser un creador casi perfecto de la ficción. Su literatura argumenta la causalidad y todo lo leído lo plasma en versos y prosa que enriquecen el buen oficio de escribir. Yo no comparto con el célebre autor gaucho, su posible postura agnóstica, y digo posible porque su obra tiene como esencia el infinito y el universo, como se aprecia en El Libro de Arena y en La Biblioteca de Babel. Su mejor libro- a mi modesto aparecer- es El Aleph, un punto desde el cual se ven todas las partes del universo. Admiro a Vallejo; por ser un creador de una nueva forma de hacer literatura con su aire metafísico, su creativa estética  y el uso de neologismos, unidos a un escritor que forjó en su alma lo que le sucede a Dios y al hombre. Sus mejores libros me parece que son: Los Heraldos Negros, Trilce y Poemas Humanos.
Leo a Aristóteles, por su visión anticipada de la existencia de Dios; a Neruda, porque tiene muchos versos de amor escritos metafóricamente; admiro a Einstein, por su sabiduría y por la argumentación acertada del futuro de la tecnología en la humanidad. Necesito leer a Gabriela Mistral por su ternura; a Amado Nervo, por la huella continua de la divinidad entre sus egregios versos; al genial apologético Gilbert K. Chesterton por su capacidad para argumentar y a nuestros Víctor Andrés Belaúnde como Bustamante y Rivero, por su pensamiento acertado sobre la realidad de  nuestro país. También he leído  a autores distintos a mis pensamientos. El existencialismo sartriano tiene una parte humana muy peculiar, que valora el momento de vivir cada día; donde  la nada sí existe, porque al negarla no podría afirmar que el universo existe. La nada es opuesta al universo. Marx se identificó inicialmente con la injusticia a los obreros, pero como sostendría George Orwell, terminó siendo una utopía. Y así podría citar a Camus, Heideguer, Vargas Losa,  Mariátegui, …, quienes en sus ideas opuestas hacen repensar las mías.
El lector va teniendo  una amistad con el escritor. Eso es lo hermoso de los libros, porque al inicio hay dos personas que no se conocen. En el transcurso de la lectura, el lector se identifica con uno o más personajes, los hace propios y desea saber el desenlace. El final del libro puede tener incógnitas para el lector. Yo no cierro los mejores libros, porque no existiría sin ellos. Así es mi amor a los libros, que han hecho de mí un bisoño escritor.

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